La recuperación mundial está amenazada por una agudización de las tensiones
en la zona del euro y fragilidades en otras regiones. Las condiciones
financieras se han deteriorado, las perspectivas de crecimiento se han
ensombrecido y los riesgos a la baja se han intensificado, dice.
El
financiamiento soberano será problemático y los mecanismos de respaldo aún no
son adecuados, destacó el organismo financiero en la edición más reciente
del Informe sobre la
Estabilidad Financiera Mundial.
Restablecer
el acceso de las entidades soberanas al financiamiento con rendimientos
sostenibles constituye un reto clave, dado que muchas continúan siendo
vulnerables a los vaivenes de los mercados, dice el FMI.
Sin embargo,
es probable que la confianza de los mercados tarde en afianzarse y quizá sea
necesario complementar las reformas internas con un respaldo externo a corto
plazo para los mercados primarios o secundarios, si el respaldo de los mercados
privados resulta insuficiente.
Si bien las
operaciones de refinanciamiento a tres años contribuyeron a despejar las
inquietudes en torno al financiamiento bancario, hasta el momento su efecto ha
sido mucho más leve en los rendimientos de los títulos emitidos por entidades
soberanas periféricas, que disminuyeron en el extremo corto de la curva de
rendimientos pero no variaron mucho en el extremo largo.
El informe
destaca que las dificultades de financiamiento están comenzando a hacerse
sentir en la economía en términos más generales: las condiciones de acceso al
crédito bancario se hacen más difíciles para la pequeña y mediana empresa y
también para los hogares a medida que disminuye la capacidad de los bancos para
financiar activos, exacerbando el riesgo crediticio
Los impactos
potenciales de los problemas de financiamiento ya son evidentes. Una serie de
bancos ha anunciado sustanciales planes de desapalancamiento de sus balances,
que incluyen la liquidación de activos en la zona del euro, Estados Unidos y
otros mercados desarrollados, así como en economías emergentes.
La ejecución
de algunos de estos planes por parte de los bancos afectados podría repercutir
en una amplia variedad de actividades económicas, desde el financiamiento de
proyectos y del comercio internacional hasta el arbitraje transfronterizo.
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ahora
puede operar en los mercados primarios y secundarios de deuda pública, pero su
capacidad sigue siendo limitada. Teniendo en cuenta los recursos ya
comprometidos para el financiamiento de programas, le quedan apenas alrededor
de 300,000 millones de euros para colocar.
Aunque
algunas propuestas para apalancar el FEEF tienen sus ventajas, es probable que
incluso con un volumen de apalancamiento plausible la potencia de fuego total
no baste para contener el aumento de los diferenciales soberanos en situaciones
de estrés.
Además, el
reciente aumento de los diferenciales del FEEF y la decisión de Standard &
Poor's de rebajar la calificación crediticia AAA de dicho fondo a mediados de
enero llevan a pensar que incluso el modelo de financiamiento actual del FEEF
podría verse sometido a presión.
El FMI
alertó que el desapalancamiento de los bancos podría activar una cadena de
interacciones adversas con las economías de la zona del euro. La presión a la
que se encuentran sometidos los bancos europeos recrudeció en los últimos
tiempos, como consecuencia de la agudización de las tensiones soberanas y del
cierre de canales de financiamiento privado.
Para aislar
a los bancos de esos shocks negativos, es fundamental adoptar medidas
encaminadas a lograr que el sistema financiero sea más seguro. En este sentido,
la Autoridad
Bancaria Europea (ABE) ha iniciado un proceso por el que se
insta a los bancos a incrementar los coeficientes de capital.
El organismo
internacional determinó que se necesitan 85,000 millones de euros en capital
adicional (excluidos los 30,000 millones ya programados para Grecia) para
alcanzar un coeficiente de capital básico de 9% y crear una reserva de capital
soberano adecuada.
Estados Unidos, en riesgo por Europa.
El FMI
menciona que la economía estadounidense es susceptible a una variedad de shocks
originados en la zona del euro, lo que refleja la estrecha integración
financiera y comercial entre ambos lados del Atlántico.
Los efectos de contagio podrían
manifestarse a través de las exposiciones directas de los bancos
estadounidenses a los bancos de la zona del euro, o la venta de activos
estadounidenses por parte de bancos europeos.
Por ejemplo,
los mercados de títulos respaldados por hipotecas comerciales o por activos han
estado bajo presión en los últimos meses, bajo el peso del volumen de ventas de
activos europeos. A nivel más general, los problemas de financiamiento podrían
empeorar, transmitiendo la presión al sistema bancario estadounidense.
Una
demostración importante de este efecto es el aumento persistente de los
diferenciales interbancarios observado en los mercados que operan en dólares
desde mediados de 2011, paralelamente a la ampliación de los diferenciales
interbancarios en euros.
Además,
persisten algunos riesgos internos. Aunque en general las condiciones del
financiamiento soberano estadounidense se han visto favorecidas porque los
inversionistas se han alejado en masa de la zona del euro hacia alternativas
más seguras, no se puede contar con que esa situación se prolongue
indefinidamente.
Por ende, es
necesario resolver el impasse político en torno a la situación fiscal de
Estados Unidos. Si bien el sistema bancario estadounidense ha recuperado buena
parte de su salud desde la crisis, y las pruebas de resistencia de la Reserva Federal
seguramente continuarán realzando la transparencia, persisten los problemas del
sector hipotecario, que limitan el consumo y transfieren al sector público
parte de la carga de sustentar la demanda.
http://www.cnnexpansion.com/economia/2012/01/24/europa-un-riesgo-elevado-para-el-mundo
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