Se ha puesto de moda decir que faltan
emprendedores y que hay que crear nuevas empresas. Pero sin ser esto
mentira, no hay que olvidar como dice un proverbio chino que es fácil
abrir un negocio, lo difícil es mantenerlo abierto.
Crear una empresa es muy sexy y tiene
buena prensa presentarse como emprendedor, pero cuidado con
focalizarnos excesivamente en el corto plazo, no podemos estar siempre
poniendo primeras piedras y no consolidar ningún proyecto. El beneficio a
corto plazo ha contribuido mucho a general la actual crisis.
El significado de la palabra empresas ya nos dice que es una acción o
tarea que entraña dificultad y cuya ejecución entraña decisión y esfuerzo,
y yo añadiría que además precisa tenacidad y tiempo. Sin dejar de apoyar
la creación de empresas es importante e inteligente evitar la defunción de
las que tenemos. Imprescindible para evitar que se nos mueran las empresas
es que sepan adaptarse a las circunstancias cambiantes y que evolucionen
continuamente.
Para entender la diferencia entre emprendedor y empresario nos
puede ir bien comparar el concepto de motivación y hábito. Motivación
es aquello que nos hace empezar y hábito lo que nos hace continuar.
El emprendedor está motivado para crear una empresa, pero el
empresario es aquel que ha adquirido el hábito de perseverar en su
propósito. El buen empresario ha adquirido el hábito de emprender cada
día. A los hábitos buenos les llamamos virtudes, a los malos vicios. Una
empresa debe ser por tanto un círculo virtuoso de mejora y evolución continúa.
Tom Peters, en su conocido libro “En Búsqueda de la Excelencia ”
indica que las organizaciones excelentes no creen en la excelencia, solo
en la mejora constante y el cambio constante. Cambio que no
significa revolución sino evolución. Innovar es cambiar la forma, el
procedimiento como en que se hace algo, para que este proceso sea más
eficiente, es decir se obtenga el resultado esperado sin malgastar ni
tiempo ni energía.
Para que nuestras empresas sobrevivan deberíamos crear un ecosistema
que les fuera más favorable, lo que obviamente también favorecería su
nacimiento. Algunas ideas:
· Favorecer el reconocimiento social de
los empresarios. El empresario no es un explotador, es alguien que se
juega su dinero y que no tiene derecho a paro, entre otros muchos
riesgos que asume. No es lo mismo un empresario que un alto
ejecutivo que administra en muchos casos el dinero de los accionistas no
el suyo propio.
· Creer y valorar de verdad la pequeña y
mediana empresa. Las grandes empresas empezaron siendo pymes o menos
que pymes, como las grandes empresas tecnológicas que empezaron en un
garaje californiano. Ayudarlas a que se capitalicen y disponga de
liquidez, por ejemplo es robo que haya que adelantar el IVA de facturas
que nos se han cobran, que igual se cobraran al cabo de 180 días o que ni
siquiera se cobraran. O la reinversión de beneficios debería estar exenta
de impuesto para facilitar la capitalización. El Estado y la banca no
pueden ser los mayores enemigos de una pyme.
· Aceptar el fracaso como parte del
proceso vital. Enseñar a levantarse después de caerse, como los niños
cuando aprenden a andar, cuando te caes no tienes otra opción que
levantarte. Al empresario de verdad cuando le sale mal un negocio busca
otro para resarcirse.
· Valorar la importancia de lo que no se
ve, tal como enseña la corriente filosófica conocida como Fenomenología,
fundada por Edmund Husserl. Por ejemplo las telecos tienen poca
visibilidad, la radio no se ve y la fibra óptica tampoco, pero son el
sistema nervioso de la sociedad y si no funciona bien el sistema
nervioso se padece de Parkinson.
· Crear un entorno flexible. Afrontar una
reforma laboral de verdad adaptada al siglo XXI y superando los
condicionamientos ideológicos de un superado siglo XIX.
· Valorar el esfuerzo de cada día y el
trabajo aparentemente gris. Los barrenderos de Cabo Cañaveral fueron
imprescindibles para llegar a la luna.
· Fomentar el análisis estratégico, como
explica Stephen Covey, saber dedicar tiempo a lo importante y no urgente.
La vida como la empresa es una carrera de fondo por entornos
cambiantes, donde siembre cabe la mejora y donde debemos adquirir el
hábito de empezar cada día.
Como dicen en América “fighting is a victory”, la lucha es la victoria. O
en palabras de Henry Ward Beecher, “no es lo que tenemos, sino el no
darnos por vencidos lo que nos hace ricos”.
Agustín Argelich
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